Zahra karimi, refugiada afgana en Chile: “En este nuevo mundo seamos independientes porque sólo nosotras conocemos nuestra fortaleza”
“Yo soy la chica afgana a la que los talibanes querían encadenar, yo soy esa chica afgana a los que los talibanes querían aprisionar. La que no puede estudiar ni trabajar en esa sociedad. Mi crimen y el de otras mujeres afganas es que nosotras peleamos por nuestra libertad. Soy Zahra karimi”.
Con estas palabras la joven afgana refugiada en Chile inició su discurso durante la inauguración del curso de español impartido por el programa Tu Oportunidad de ONU Mujeres junto ACNUR y CEPAL, en el marco de cooperación interagencial de respuesta humanitaria con perspectiva de género para mujeres refugiadas y migrantes en Chile. Instancia de formación en la que participa junto a otras 25 mujeres y la cual tiene como propósito promover la reintegración económica y social de las mujeres afganas en el país, y la cual considera además la entrega de tablets para el desarrollo de cursos de formación online.
Zahra llegó a Chile el 22 de septiembre del 2021 con la esperanza de comenzar una nueva vida en un entorno seguro. “Fueron días muy difíciles los cuales no puedo expresar con palabras, porque fueron días en los que incluso no teníamos un plato de comida”. Reconoce que sobre Chile sabía muy poco, pero que cuando comenzó a leer e investigar sobre el país se entusiasmó, “Todo era incierto durante nuestro viaje a Chile, desconocíamos nuestro futuro, el único objetivo era salvar mi vida. Pero cuando llegamos, desde las ventanas del hotel veíamos a la gente caminar y anhelábamos eso, caminar por las calles libremente”.
La joven de 22 años es activista social, defensora del medio ambiente y los derechos de las mujeres, le gusta el deporte y ama el montañismo, actividad que realizaba en su natal Kabul desde hace cuatro años, y que espera continuar en Chile, esta afición también fue una de las razones para escoger este país, al respecto sostiene “uno de mis sueños es poder conquistar una de las montañas más altas de este país”. Lo más complejo para ella ha sido la barrera idiomática, después de un año en el país habla y entiende, pero escribir es lo que más se le dificulta, “la escritura es muy rara”, dice entre risas.
Cuando llegó, comunicarse era complejo. Desde salir a comprar alimentos hasta tomar transporte público, para ella el curso de español impulsado por ONU Mujeres es de gran importancia para su reintegración social. “Las experiencias que tengo de las clases de idiomas fueron geniales para mí, con la ayuda de estas clases pude aprender mejor el español, me ayudó a encontrar mi camino en la sociedad de este país y ponerme en contacto con ella. Ahora necesito conseguir un trabajo para aplicar lo aprendido y seguir mejorando o iniciar mi proyecto de negocio para valerme por mis propios medios y resolver mis problemas económicos”.
Cuando se vio obligada a migrar, había comenzado su primer año de mecánica en la Universidad de Avicenna en la ciudad de Kabul, continuar sus estudios universitarios es una de sus metas. “estoy agradecida por la creación de estas clases de español, son muy valiosas para mí porque usando estas clases en el futuro puedo continuar mis estudios, necesito aprender este idioma de manera más académica. También estoy en la búsqueda de alguna beca o apoyo para poder ingresar a la Universidad aquí en Chile”.
Educación e independencia económica son la clave para el empoderamiento económico y social de las mujeres, Zahra lo sabe. Por eso en el último encuentro de asesoría jurídica en materia migratoria y mentorías laborales, organizada durante el mes de septiembre por ONU Mujeres junto a ACNUR, invitó a sus compatriotas a ser independientes “Al llegar este nuevo mundo por favor seamos independientes, no dependamos de nadie, de los maridos de los hermanos, de los padres; porque solo nosotras nos conocemos, solo con nuestra fortaleza podemos salir adelante”, sostuvo.
Zahra tiene muchos sueños. Uno de ellos es abrir un local para instalar su emprendimiento de comida afgana llamado “Sabores de Kabul”, este actualmente solo funciona con delivery a través de Instagram @saboresdekabul, y el cual a meses de su funcionamiento ya cuenta con una carta de más de 10 platos tradicionales afganos, dentro de los que se incluye el típico Biryani. El sueño es grande, porque el espacio con el que sueña esta activista no es solo para vender comida sino también para brindar un espacio social en el que las mujeres afganas se puedan reunir y construir redes de apoyo entre ellas, “Mi sueño es tener un restaurante en el que trabajemos solo mujeres, un lugar donde nos podamos reunir, reír, compartirnos con los hijos e hijas, seguras de que no nos va a pasar nada”.
“Lo que aprendí de mi madre es que con todos los problemas que tenemos hay sonreír y pensar positivamente. Trabajar duro para dar paso a un futuro mejor y darle alegrías a nuestras vidas. Esto es lo que realmente espero de mi nueva vida en Chile, darle alegría a mi vida, cumplir mis sueños, ser independiente económicamente y poder continuar mis estudios”.